El 20 de junio de 1976, en la final de la Eurocopa disputada en el estadio Rajko Mitić, de Belgrado, entre Checoslovaquia y la República Federal Alemana, el checoslovaco Antonin Panenka efectuó una resolución inédita hasta ese momento. El encuentro había terminado 2-2 en los 90 minutos y la prórroga. El penal decisivo, estuvo a cargo del mediocampista del Bohemians de Praga: Tomó una larga carrera y picó la pelota con un sutil disparo. Fue el 5-3 definitivo, el cual consagró campeón a su seleccionado.
Foto: Cultura Redonda |
Belgrado, Yugoslavia.- Hace 44 años en la antigua Yugoslavia (en la actualidad Serbia), se produjo un hecho tan inédito como histórico. Se disputó la final de la Eurocopa entre Checoslovaquia (conformada por la fusión de Republica Checa y Eslovaquia, países que se volvieron a disolver en 1993) y la República Federal Alemana, en el estadio Rajko Mitić, denominado, como el Pequeño Maracaná.
El partido culminó 2-2. Jan Svehlik y Karol Dobias habían adelantado a los checoslovacos, mientras que Dieter Müller y Bernd Hölzenbein igualaron para los alemanes. El encuentro se extendió hasta la prórroga, pero prosiguió la igualdad.
La definición del torneo, culminaría con los lanzamientos desde el punto del penal. El experimentado arquero Sepp Maier, estaba custodiando el arco alemán. La serie estaba 4-3, si marcaba Checoslovaquia, se proclamaba campeón por primera vez en su historia. El encargado de ejecutar el penal decisivo, fue el experto en la materia, el mediocampista del Bohemians de Praga, Antonin Panenka. Lo que no sabían, era la forma que iba a tener, para consagrar a su nación.
El Nº 7 tomó tanta carrera que salió del semicírculo central del área, a tal punto que no lo tomó el plano de la cámara. Cuando se acercó a la pelota, la picó suavemente con su pierna derecha, engañando al arquero, que se arrojó hacia el lado derecho. Maier, pensó que con el envión tomado, su rival iba a efectuar un potente remate, todo lo contrario a lo que terminó pasando.
“Solía ensayar los penales después de cada sesión de entrenamiento con nuestro portero Zdenek Hruska”, afirmó Panenka ante los medios. “Mucha gente me pregunta si lo hice para hacerme famoso, pero no es el caso. Lo vi como algo ideal, perfecto”, agregó el inventivo jugador.
En la actualidad se dice: “lo picó”, “lo pinchó”, aunque volviendo a los orígenes, muchos relatores deportivos afirman: “Ejecutó un penal a lo Panenka”. Con el empezó todo, la mágica historia de ejecutar una pena máxima, de una forma distinta a todas, un acto muy peculiar de Antonin Panenka.
Por Javier Panzardo | Twitter: @Javier_Panzardo
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